- Con una ducha termostática es muy fácil regular el caudal del agua y, además, puedes dejarlo en una posición fija. De esta manera siempre saldrá la misma cantidad de agua. Lo mismo sucede con la temperatura: poder dejar el mando fijo supone que no tienes que malgastar litros y litros regulando la temperatura. Esto se traduce en un ahorro estimado del 40%: ¡el medio ambiente te lo agradecerá y tu bolsillo también!
- Los grifos de ducha termostáticos son estancos en su inmensa mayoría. Esto significa que la cal no entra en su interior, ¿y sabes en qué se traduce esto? ¡Exacto! En una vida útil mucho más larga que la de las duchas convencionales.
- Las duchas termostáticas impiden que la temperatura del agua pueda superar los 38º. Además, si se interrumpe el suministro de agua fría el caudal de agua caliente se corta de forma automática. Esto significa que reducirás el riesgo de quemaduras, especialmente si los más pequeños de la casa están aprendiendo a ducharse solos, ya que no podrán poner el agua tan caliente como para hacerse daño.
- Funcionalidad sin renunciar a la estética
Si quieres instalar una ducha termostática en casa no tardarás en darte cuenta de una cosa: hay infinidad de modelos entre los que elegir. Modernos, retro, de estilo minimalista… La oferta es casi ilimitada, lo que significa que podrás adaptar tu nueva ducha al estilo de tu baño sin ninguna dificultad. ¡Lo difícil será decantarte por un modelo en concreto!
Podríamos añadir aún más ventajas a esta lista, pero creemos que con estos 4 beneficios de la ducha termostática te ha quedado claro cuál será la nueva opción para reformar tu baño… ¿Verdad?